Muralla y acueductos romanos (Casa de l'Ardiaca)
La muralla romana adosada a la Plaça Nova de Barcelona nos guarda un secreto. Justo al otro lado de la primitiva pared romana, se encuentra la entrada a la Casa de l'Ardiaca (Casa del Arcediano), donde se pueden ver restos arqueológicos. Entrando al patio de la Casa de l'Ardiaca descubriremos una construcción donde se mezclan todas las épocas y estilos.
La Casa de l'Ardiaca, residencia de la jerarquía eclesiástica de los arcedianos desde el siglo XII, ha sido objeto de muchas modificaciones, como la que unificó la casa del Decano a principios del siglo XVI. Fue entonces cuando se colocó el patio central con soportales. De esta época datan las decoraciones renacentistas que se adaptan a la estructura gótica flamígera del edificio inicial. Una escalera conduce hacia la terraza superior, una balconada al más puro estilo Romeo y Julieta. Al fondo de la Casa de l'Ardiaca descubriremos que la pared donde se apoya forma parte de la antigua muralla romana de Barcelona. Esta muralla se encuentra adosada al fragmento de la copia del acueducto que nace en la puerta de entrada de la ciudad.
La otra sorpresa se encuentra fuera, en la fachada principal: en 1895 el Colegio de Abogados se establecía en el recinto y encargaba al arquitecto Lluís Domènech i Montaner el diseño de un buzón. Los elementos modernistas que lo forman son de un intenso simbolismo: las tres golondrinas aseguran la libertad de la justicia, mientras que los procedimientos burocráticos, simbolizados por la tortuga, representan las dificultades que lo retrasan todo. Desde 1921 la casa es sede del Archivo histórico municipal de Barcelona.