Muralla y torres de defensa de la ciudad romana de Barcino (Plaza Ramón Berenguer)
Desde la Via Laietana de Barcelona un espectáculo se abre a nuestros ojos. En la plaza Ramón Berenguer, detrás de la escultura ecuestre del conde catalán, un lienzo de muralla romana se alza exhibiendo encima la capilla gótica de Santa Ágata. Dos Barcelonas diferentes, la romana y la medieval, se encuentran aquí majestuosamente.
La plaza Ramón Berenguer el Gran nos ofrece una visión única de la Barcelona gótica y medieval. El que fue conde de Barcelona entre los años 1096 y 1131 da nombre al lugar y está representado en una solemne estatua ecuestre, obra de Josep Llimona. Pero lo más imponente de esta plaza es el paño de muralla romana, datada de principios del siglo IV d.C. Efectivamente, aunque la primera muralla de Barcelona data del siglo I a.C, esta se reforzó, tres siglos más tarde, con una segunda muralla.
Si nos acercamos, veremos que los materiales usados para la construcción de la muralla romana provenían, en muchas ocasiones, de restos reciclados de otros edificios. La muralla de Barcelona, que contaba con 74 torres, tenía unos 16 metros de altura. El carácter defensivo de esta construcción delimitaba el perímetro de la primera ciudad, de 1.350 metros. Fue durante el reinado de Pere III el Cerimoniós, en el siglo XIV, cuando se construyó la capilla real de Santa Àgata como dependencia del Palacio Real. La vemos sobria y elegante encima de la muralla que le sirve de cimientos. De estilo gótico, en su interior se exhibe una obra maestra del gótico catalán del pintor Jaume Huguet.