Casa Fuster
La Casa Fuster, representación del modernismo más rico de Barcelona, brilla elegante en la parte de arriba del Passeig de Gràcia. Considerado uno de los edificios más costosos de la ciudad, es precisamente su mezcla de simplicidad y síntesis decorativa lo que otorga a la casa todo su valor y belleza.
El último edificio barcelonés de Lluís Domènech Montaner en Barcelona, que construyó entre 1908 y 1911 en colaboración con su hijo Pere Domènech i Roure, fue el formidable regalo que el rico mallorquín Mariano Fuster quiso hacerle a su mujer Consol Fabra. En la calle Jesús, en una de las fachadas del edificio, un relieve con las iniciales C.F. recuerda a la propietaria de la finca. Toda la casa configura un conjunto con cierto aire neogótico y de un modernismo de expresividad contenida. De hecho, la belleza del edificio se debe al uso de materiales nobles muy costosos, como el mármol blanco de la fachada, el vidrio o la pizarra.
Domènech Montaner dejó su huella en las características columnas rosadas de la base, las ventanas trilobuladas y la clásica decoración floral. Compuso el edificio con una fantástica combinación de curvas y rectas; dos fachadas planas se encuentran en la esquina con una torre cilíndrica ocupada por tribunas de vidrio y decorada con esculturas que recuerdan nidos de golondrinas. El ático, de estilo afrancesado, y la elegante entrada, ocupada durante mucho tiempo por el Café Vienés, culminan la perfección de este edificio. Desde el año 2004 la Casa Fuster aloja un hotel de lujo.