Las normas sagradas del "pa amb tomàquet"
Si preguntas a cualquier barcelonés cuál es el mejor invento catalán de todos los tiempos es muy posible que nueve de cada diez respondan - "¡el pa amb tomàquet!" -(el pan con tomate). Más que una sencilla receta, una técnica culinaria o una costumbre, el gesto de untar el tomate en el pan, es una señal de identidad catalana.
El origen de la receta está inspirada en el pan con aceite, la unión de dos ingredientes fundamentales de la cocina mediterránea heredados de su legado griego. Sin embargo, el tomate no estuvo en las cocinas de la península ibérica hasta el siglo XVIII. De hecho, la primera referencia escrita de esta receta es del 1884, donde en las típicas casa de payeses se untaba el pan reseco de dos días con tomate para ablandarlo y, luego, lo acompañaban con un buen chorro de aceite. Formaba parte de la cocina de aprovechamiento tan cotidiana de las casas de payés, donde el objetivo era aprovechar los productos de mil maneras y tirar la menor cantidad de comida posible.
Ahora que ya sabemos que el pan con tomate no es una simple anécdota, sino un manjar que encontraréis en todos los restaurantes y bares de Cataluña, vamos a explicar en seis sencillos pasos cómo tenéis que hacerlo, no vaya a ser que (sin querer) banalicéis un símbolo con más de cuatro siglos de historia.
1. El pan. Es verdad que se puede hacer con todo tipo de panes, pero si lo que estáis buscando es el origen, la verdad y la tradición, escoged pan de payés. Ah, y muy importante, tiene que estar tostado.
2. Sal. Espolvorearla, según el gusto, sobre el pan antes de añadir el tomate, así se extenderá bien al restregarlo.
3. Tomate. Muy importante, utilizar tomàquet de ramallet o de penjar (tomate de rama o de colgar). Al estar colgados pierden acidez y la clásica agua de la pulpa, conservando así un sabor mucho más intenso. Cortarlos de forma transversal y restregarlos sobre el pan. Ya veréis que, una vez utilizados, prácticamente os quedaréis con su piel en la mano y el pan quedará bien mojado.
4. Aceite. El punto final. Obligatorio que sea de oliva virgen extra. Se puede escoger la variedad (arbequina, picual, picuda…) la intensidad según el gusto o los alimentos con los que vamos acompañar el pan con tomate.
5. Bon profit! (buen provecho). No os olvidéis decirlo.