3 plazas para un domingo tranquilo
Los domingos son el mejor día para dejar de observar la ciudad y poner los ojos en sus protagonistas: los barceloneses. También puede ser una buena excusa para descansar si la noche del sábado se alargó o porque el sol ilumina la ciudad o porque tus hijos se han despertado antes de la hora acordada. Por estas o por otras múltiples razones, pasar un domingo de plaza en plaza puede ser una gran forma de descubrir la ciudad.
Las plazas, sobre todo en Barcelona, son un punto de encuentro, un epicentro urbano y el termómetro exacto del estado de ánimo de sus habitantes. Desayunaremos en Gràcia, comeremos en el Born y cenaremos en el Gòtic (barrio gótico) para que podáis comprobarlo con vuestros ojos. Eso sí, sois libres de buscar, descubrir y vivir la infinidad de plazas que esconde Barcelona durante nuestro recorrido.
Desayunando en la Plaça de la Virreina
Situada en el barrio de Gràcia, esta concurrida plaza está presidida por la Església de Sant Joan. La plaza recibió su nombre por la mansión que el virrey de Perú, Manuel Amat, le regaló a su esposa María Francesca de Fivaller i de Brúa antes de construirle otro palacio en la Rambla, que lleva el nombre de la Virreina.
Uno de los detalles más emblemáticos de esta plaza es la fuente de Ruth. Inaugurada en 1949 y que luce una bella escultura de bronce (obra de Josep M. Camps Arnau). Lo más curioso de esta escultura es que desde hace años los brazos de la joven amanece con flores diferentes que son substituidas antes de que se marchiten. Lo más intrigante es que no se sabe quién las cambia. Un misterio que sólo Colombo o Agatha Christie podrían resolver.
Recomendamos empezar la mañana desayunando en el café La Virreina, La Cafetera o el Terra Bar. Desde cualquiera de sus terrazas podréis ver a los niños inflando globos en la fuente de agua o escuchando las espontáneas clases de swing que surgen algunos domingos.
Comiendo en la Plaça de les Olles
Podéis coger el metro en Joanic (L4) o bajar caminando por Passeig de Gràcia o Rambla de Catalunya hasta el Born. Nada mejor para bajar el desayuno y preparase para una buena comida que pasear por uno de los barrios con más historia de Barcelona. Rodear Santa Maria del Mar, perderse entre todo el enjambre de calles que la rodean o visitar el Museo Picasso y, cuando tengáis hambre, acercaros a la Plaça de les Olles es una gran opción.
Esta plaza tiene este singular nombre debido a que concentraba el mayor número de comercios dedicados a la venta de ollas, sartenes y productos de cocina de la ciudad. Sin duda, uno de los rincones más tradicionales del barrio de La Ribera porque combina edificios y fachadas de diferentes épocas y estilos. Recomendamos comer en Cal Pep, un restaurante famoso por su cocina catalana. Luego, después de comer, podéis descansar en el Parc de la Ciutadella.
Cenando en la Plaça Reial
En el centro de la majestuosa plaza encontraréis La Fuente de las Tres Gracias, de Antonio Durenne, instalada a finales del siglo XIX. Una obra hecha de hierro fundido que representa uno de los exponentes de la modernidad y la vocación europea de Barcelona a finales del siglo XIX. Las palmeras y los faroles con brazos a diferentes alturas, imitando las ramas de un árbol, una de las primera obras de Antoni Gaudí para la ciudad, son un paisaje emblemático de la Plaça Reial.
El Ayuntamiento de Barcelona encargó a Gaudí un proyecto de modelo de farola de luz de gas para instalar en toda la ciudad. De este ambicioso encargo sólo se realizaron los dos faroles de la Plaça Reial y los tres de Pla de Palau. Tienen un pie de mármol de color oscuro y la parte central de la columna está coronada por dos serpientes enroscadas en una vara y un casco alado, símbolos de Mercurio, divinidad protectora del comercio, actividad muy característica de la ciudad. Además, en la columna se puede ver el escudo de Barcelona. Entre los años 1982 y 1984, la plaza fue remodelada por los arquitectos Frederic de Correa y Alfons Milà.
Un lugar para tomar una copa, cóctel o cenar tranquilamente en la infinidad de bares y restaurantes que dan vida a esta mágica plaza. Bueno, y para aquellos que no quieran que la fiesta decaiga podréis encontrar locales de todo tipo, sólo tenéis que dejaros llevar por la música.